(+34) 902 750 753

Lección final

Inteligencia con alma

Este curso he tenido la suerte de ser escogido  nuevamente como «padrino» por los alumnos que finalizan sus estudios en la facultad, toda una muestra de consideración, respeto y agradecimiento que reafirma mi vocación docente.

A continuación el texto que tuve ocasión de escribir y pronunciar, dirigido a todos ellos, en la ceremonia de fin de grado celebrada el trece de mayo de 2023.

Buenos días a todos. Es un placer y un privilegio estar aquí hoy, en este hito tan significativo en la vida de nuestros graduados. Quiero dar las gracias a todos los que se han reunido hoy aquí: a las familias, a los amigos, a los profesores y, por supuesto, a los estudiantes, quienes son la razón por la que estamos aquí hoy.

Nos encontramos en un evento de celebración, un evento que marca el final de un capítulo y el comienzo de otro aún más emocionante. Hoy, estamos aquí para celebrar el logro de estos jóvenes talentos que han dedicado años a la adquisición de conocimientos en campos tan desafiantes y cruciales como la ingeniería informática y la administración de empresas tecnológicas.

Vivimos en un mundo donde la tecnología y los negocios se entrelazan en formas cada vez más complejas y sutiles. Por lo tanto, se necesita una comprensión profunda de ambos para tomar decisiones informadas y efectivas. Y es aquí donde nuestras carreras, las que ustedes, los graduados, han elegido, cobran relevancia.

Tomar decisiones, eso es en gran parte de lo que se trata la vida. Ya sea una decisión personal, una decisión empresarial, o una decisión técnica, todas tienen consecuencias y todas son importantes. A lo largo de sus carreras, han aprendido los fundamentos técnicos y teóricos que los preparan para tomar estas decisiones. Pero el aprendizaje no se detiene aquí. La vida, como la tecnología, siempre está en constante evolución.

A medida que avanzan en sus carreras y en sus vidas, enfrentarán desafíos y decisiones cada vez más complejas. Algunas serán fáciles, otras serán difíciles, y algunas serán inesperadas. Pero cada decisión, cada elección que hagan, los llevará por un camino único y les enseñará lecciones valiosas.

Algunos de ustedes pueden estar preguntándose: ¿Cómo puedo tomar la mejor decisión? La respuesta no es sencilla, pero hay algunos principios que pueden guiarles. En primer lugar, nunca dejen de aprender. La educación es una herramienta poderosa, y el conocimiento es un recurso inestimable. En segundo lugar, no tengan miedo de hacer preguntas. El cuestionamiento es la base de la innovación y el progreso. Y finalmente, confíen en sí mismos. Tienen la formación, las habilidades y la pasión para tomar decisiones sólidas y bien fundamentadas.

Hoy, celebramos el final de un viaje y el comienzo de uno nuevo. Estoy seguro de que todos ustedes serán líderes en sus respectivos campos, y estoy ansioso por ver las decisiones que tomarán y el impacto que tendrán. Felicidades a todos ustedes, graduados de 2023. Su viaje acaba de comenzar.

Sorprendente, ¿verdad? Qué bonitas palabras. Qué motivadoras. Pues bien, cuarenta y siete. Cuarenta y siete segundos han sido necesarios para que la última versión de la inteligencia artificial más famosa redactara este texto. Me llevó casi más tiempo escribir lo que quería pedirle. Le dije esto, atentos: “Necesito la introducción a un discurso para una ceremonia de fin de grado de las carreras de ingeniería informática y administración de empresas tecnológicas. Debe enfocarse en lo importante de tomar decisiones y de cuál es la mejor forma de tomarlas”.

Después de esta introducción, permitidme que sea ahora realmente yo quien tome la palabra. Seguro que notáis alguna diferencia. Estimados y queridos alumnos, profesores, padres, amigos, compañeros. Lo primero que pienso hacer es agradecer que una vez más hayáis querido contar conmigo para haceros llegar una reflexión en un día como éste. Podría decir que es un verdadero honor (y lo es), pero no. Demasiado protocolario. Lo que es, es una verdadera suerte sentir de nuevo este gesto de cariño que habéis querido tener conmigo. Chat-GPT estas cosas no las dice, de momento.

No es que quiera centrar el discurso en la realidad del momento tecnológico que estamos viviendo, pero me ha parecido casi inevitable hacer alusión a ello. Las inteligencias artificiales basadas en procesamiento natural del lenguaje, o en generación de imágenes, o de vídeos, o clonación de voces. Verdaderamente disruptivo. Y es que, no nos vamos a engañar, hay muchas cosas que hace tan bien que en ocasiones asusta. Seguro que la mayoría de los que estáis aquí ya habréis invertido algo de tiempo con ellas. Asustan. ¿Son algo nuevo? Por supuesto. ¿Es algo nuevo qué asuste una tecnología innovadora? Por supuesto que no.

Fijaos. En el siglo XIX apareció la bicicleta. Fue percibida como una amenaza para el orden social y la moralidad, así como un posible causa de caos en las calles. El temor al cambio por parte de la población fue enorme. Además, la libertad de movimiento que esta nueva máquina permitía cambiaría para siempre las posibilidades de muchos individuos y simplificaría mucho tareas cotidianas. Ya no sólo los ricos podrían desplazarse gracias a sus carruajes. Y en cuanto a las mujeres, suponía una nueva preocupación moral. Iban a poder viajar solas. Qué escándalo. Cambiaría la moda femenina. Y por si fuera poco, lo más ilustres galenos defenderían los gravísimos problemas de salud que conllevaría su uso. Bicicletas, sí. Bicicletas.

Más tarde vendrían las primeras calculadoras electrónicas. Y más de lo mismo. Ya no se aprenderían bien las matemáticas. Se dejaría de pensar. Desaparecería el trabajo de miles de contables. Sería el inicio de otro gran caos. La humanidad casi extinta.

Así podríamos poner muchísimos ejemplos. Ahora sabemos que las bicicletas, lejos de causar graves problemas de salud, los evitan. Que fueron —y son— un tipo de vehículo estupendo y un compañero de ocio maravilloso. Sabemos que las calculadoras simplifican la vida de miles y miles de personas todos los días, hoy en día desde los ordenadores. Sí, es cierto; no quedan trabajadores dedicados en exclusiva al cálculo manual. Se nos están olvidando las tablas de multiplicar, y desde luego sí que hay connotaciones negativas que no vienen de otra cosa sino comenzar a usar una herramienta sin conocerla adecuadamente. De todos modos, el propio hecho la aparición de una nueva tecnología, trae consigo siempre la creación de nuevas oportunidades profesionales. Y aquí vosotros tenéis mucho que decir.

Ya, pero lo de la Inteligencias Artificiales es distinto. Porque es que ahora los alumnos van a copiar todo. Y además se puede suplantar la identidad de cualquiera con mucha facilidad. Y se pueden generar todo tipo de situaciones moralmente cuestionables, ilegítimas e incluso ilegales con la ayuda de esta herramienta.

Siendo simplista diré que con una misma herramienta se puede elaborar un exquisitez culinaria o quitarle la vida a alguien. El problema en sí no es la herramienta; como es evidente. Es quien no la usa como debiere. Prohibir algo tan maravilloso y que puede ser dedicado para hacer tanto bien me parece, cuanto menos, anacrónico. Regular su uso, me parece lógico dentro de los unos límites. Pero ¿tener miedo? ¿en cuántas ocasiones el miedo en el ser humano ha hecho que éste evolucione? Por supuesto habrá muchos que hagan lo que no deban. De diferentes formas y en diferentes ámbitos. Por eso es más importante que nunca tener presente la ética como eje vertebrador de la verdadera libertad del ser humano. Y no lo digo como profesor de ética, lo digo más como defensor del pensamiento lógico. Y aquí, tanto los casi ingenieros como los casi graduados en administración de empresas, saben perfectamente de la importancia de esto.

Educación, educación y educación. Es la herramienta más potente de todas. La que con más coraje debemos defender y la que será garante de nuestra libertad y nuestro estado del bienestar. Por eso es importante que no la perdáis de vista.
Retomando el inicio. Como le dije a GPT4, quería hablaros de decisiones. ¿Por qué será? ¿Qué tal las lleváis? ¿se os dan bien? Porque me temo que es algo que os va acompañar toda la vida. Aunque a veces detestemos tener que tomarlas, son inevitablemente necesarias. Y es como todo, mientras más decisiones toméis, mejor lo haréis.

Estáis en un momento (que pensaréis crítico) en cuanto a esto. Muchos tendréis casi tantas dudas como posibilidades. Algunos de vosotros, me lo transmitís. Y es lógico. Y es normal. Y no está mal que así sea. Pero quisiera tranquilizaros. En primer lugar porque estáis llamados a ser unos grandes profesionales. Porque tenéis los conocimientos, la capacidad y la valentía que se requiere. En segundo lugar porque en realidad no hay decisiones equivocadas. Ni siquiera necesariamente mejores o peores. E instalarse en eso, es un grave error.

Tened presente esto: una vez elijamos un camino, ante la primera cosa que no nos guste, resonará en nuestra cabeza un “¿lo ves? Si que es que era mejor la otra opción. Si es que siempre te pasa lo mismo. Si es que, de verdad. Tiempo perdido. Si es que no vas recuperar lo invertido…” ¡si es que nada! Porque lo más probable es que esa voz aparezca habiendo tomado cualesquiera de las decisiones posibles: la A, la B, la C… o la Z. Y por equivocada que os parezca una decisión, os daréis cuenta de que os ha enseñado mucho. Así que ninguna decisión es en vano.

Sea cuales sean vuestros pasos, lo importante es caminar. Lo que os construye y os hace grandes es precisamente eso, caminar. Dicho de otra forma: la única decisión verdaderamente correcta es que hay que tomar decisiones. Y confiar. Perder el miedo. De poco sirvió en el XIX ante a la aparición de las temidas bicicletas, como poco habrá servido cuando veamos cómo evoluciona la tecnología que tenemos entre manos. El miedo está bien como lo que naturalmente es, algo capaz de generar una relación de huida ante una situación límite. Ante todo lo demás, tan sólo es un vestigio en una parte de un cerebro reptiliano que, por lo que sea, nos sigue gustando mucho.

Ante ese miedo que aparece “de manera orgánica”, la mejor respuesta es la confianza. Confiad en vosotros mismos, en vuestras capacidades y en que tenéis los recursos tanto internos como externos que necesitaréis. Creed en vosotros mismos. No dejéis que nadie dibuje vuestros límites. No sois una nota, ni el resultado de una evaluación. Sois mucho más. Sois lo que decidáis que queréis realmente ser. Confiad, aunque os parezca iluso o por lejanas que veáis las metas. Y si no encontráis esa confianza, acudid a quienes os pueden recordar quiénes sois. Cuidad vuestro entorno. Seguramente hayáis oído eso de “si vas con cinco perezosos, tú serás el sexto. Si vas con cinco deportistas, tú serás el sexto. Si vas con cinco lectores, tú serás el sexto. Somos en parte producto de las personas con quienes decidimos compartir nuestro tiempo, que es lo más valioso que tenemos. No olvidéis eso. Rodearos de grandes y os haréis grandes.

Aprovechad vuestro tiempo. Enfocados en lo positivo. En lo que está bien. Nunca en lo que está mal. Nunca dejéis de aprender. Trabajad. Trabajad en vosotros mismos. Es el tiempo mejor invertido. Trabajad en ser vuestra mejor versión: más generosos, más amables, más disciplinados, más profesionales, más humanos. Visualizad. Proyectaros. Imaginaros e id a por ello. Pero no os instaléis en lo cómodo. Cuidado con la zona de confort, que es muy astuta. Creced. Y cuando sea momento de cambiar, no tengáis miedo. Tened confianza. Os irá bien. Y sí, todos tenemos dudas. Hasta aquel que tan seguro parece, tan recto camina y con tan firme voz se expresa. Las dudas siempre estarán, pero no deben frenaros.

En definitiva, no somos máquinas. Y mientras más se nos están acercando, más deberíamos cuidar lo que radicalmente nos diferencia. La mejor IA del mundo pintará una obra preciosa. Pero le faltará la luz que sólo sabría ponerle Rubens. La IA también compondrá una canción impresionante. Pero jamás le dará el pulso a los acentos que puede dar un gran pianista. La IA nunca podrá dar un beso como el que da una madre.

Enhorabuena por haber llegado hasta aquí. Tenéis tarea. Y no os preocupéis. La máquina nunca podrá poner el alma en cada cosa. Pero vosotros sí.